Una señora muy pobre telefoneó para un programa cristiano de radio pidiendo ayuda.
Un brujo del mal, que oía el programa consiguió su dirección, llamó a sus secretarios y ordenó que compraran alimentos y los llevaran hacia la mujer, con la siguiente instrucción:
Cuando ella pregunte quién mandó estos alimentos, respondan que fue el DIABLO.
Cuando llegaron a la casa, la mujer los recibió con alegría y fue inmediatamente guardando los alimentos que le llevaron los secretarios del brujo.
Al ver que ella no preguntaba nada ellos le preguntaron a la señora ¿No quiere saber quién le envío estas cosas?
La mujer, en la simplicidad de la fe, respondió: No mi hijo… no es preciso, Cuando Dios manda, hasta el diablo obedece.
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